Enséñame cómo aprender y no qué aprender; enséñame a pensar y no
tan sólo qué debo pensar. Así desarrollaré mi inteligencia y no simplemente mi
memoria.
No me regañes delante de mis compañeros. Me haces
sentir humillado y temeroso de ser rechazado por ellos. Aceptaré mejor tus
correcciones, si me las haces calmadamente y en privado.
Señáme mis cualidades y reconoce mis habilidades. La
confianza que así desarrollo en mis capacidades me anima a esforzarme y me hace
sentir valioso y adecuado.
No me insultes con palabras, ni con gestos
despectivos. Me haces sentir menospreciado y sin ánimo para corregir mis faltas
o debilidades. Ten en cuenta mi esfuerzo y mi progreso, no sólo el resultado
final. A veces con poco esfuerzo logro mucho..., pero es más meritorio cuando
pongo todo mi empeño, así logre poco.
No me examines procurando rajarme, ni te ufanes de
haberlo logrado. Mis notas deben reflejar mi desempeño y no lo harán si las
utilizas para desquitarte. Anota lo que hago bien y no sólo lo que está mal.
Cuando subrayas mis éxitos y no mis fracasos, me siento motivado a seguir
mejorando. Cuando me corrijas o me disciplines, hazlo sin maltratarme física o
emocionalmente. Si atacas mi persona o mi personalidad, deterioras mi autoestima
y no mejoras mi disciplina. Confía en mí y demuéstrame tu confianza.
Cuando me repites la misma cosa una y otra vez, me doy
cuenta de tu desconfianza y esto me precipita a fracasar. Trátame con cariño,
cortesía y respeto. En esta forma te admiraré y, por lo tanto, desarrollaré un
profundo respeto por ti.
No me amenaces, pero si lo haces, cúmplelo. Si no
cumples lo prometido, aprenderé que, haga lo que haga, siempre puedo salir
eximido. No me ruegues ni me implores que me porte bien. Te obedeceré cuando me
lo exijas con firmeza y sin hostilidad.
Procura hacer clases amenas e interesantes, en las que
yo pueda participar. Me aburro cuando todo es rutina, sólo tú hablas y yo nada
puedo aportar. Cuando te haga preguntas, no me digas "eso ya lo
expliqué". A veces tus explicaciones no son claras o suficientes para mí:
si pregunto es porque quiero entender y aprender.
No tengas preferencias. Cuando alabas a unos e ignoras
a otros, deterioras nuestras relaciones y haces de mis compañeros mis enemigos.
Cuando me críticas para corregirme, me defiendo y no acepto mis defectos. Sólo
si acepto mis fallas, podré tratar de corregirlas. Ten en cuenta que aprendo
más de quien aprecio que de quien me desprecia.
No aceptes mis excusas ni mis ruegos por el
incumplimiento en mis tareas. Cuando debo asumir las consecuencias de mis
faltas, aprendo a responsabilizarme por mis deberes.
Escucha lo que te digo con atención e interés. Si me
ignoras o me callas cuando trato de expresarme, entiendo que mis ideas son
tontas y que, por lo tanto, mi inteligencia es corta.
No me compares con mis compañeros, ni con mis hermanos
en años anteriores. Recuerda que no soy ni puedo ser igual a nadie y que,
aunque no tengo las mismas, también poseo grandes cualidades. Trata de
conocerme y de apreciarme como persona. Conociendo mis habilidades particulares
podrás ofrecerme oportunidades para triunfar. Al sentirme capaz e importante
para ti, crecerá el concepto que me forme sobre mí.
Ayúdame a desarrollar mis cualidades y no simplemente
mis capacidades. Ten en cuenta que... antes que un buen estudiante, debo ser un
buen ser humano.
Anónimo